Por definición, el cine de terror está diseñado para hacernos sentir emociones fuertes o, por lo menos, incomodarnos al confrontarnos con nuestros miedos, sea en la forma de monstruos, fantasmas, pesadillas, asesinos seriales o nuestro propio mundo interior. Y claro, Halloween es el momento perfecto para un maratón de películas del género.
Pero lo cierto es que no todos estamos cómodos con estas experiencias trepidantes y, más que divertir, puede resultar perturbador. Pero todo bien: aquí nos gusta incluir a todos en la fiesta. Especialmente para adultos miedosos que quieran participar en un maratón de Halloween, seleccionamos 10 películas de terror que no dan miedo, casi totalmente libres de jumpscares y violencia, y que puedes disfrutar online en streaming.
Frankenstein (1931)
Si buscas películas de terror que no den miedo, no puedes errar con los Monstruos Clásicos de Universal Pictures. Similar a Drácula con Bela Lugosi, su predecesora en ese canon, Frankenstein de James Whale es una adaptación relativamente inocente de su material de origen. Y no sólo eso, presenta una de las iteraciones más famosas del monstruo, y la apariencia de Boris Karloff es casi su inmortal sinónimo.
Es una película tan mansa que, en realidad, se aleja de los temas éticos y existenciales que aborda la novela de Mary Shelley, para proponer aquí el trágico relato de un monstruo marginado, en una clave mucho más ligera que la adaptación de Kenneth Branagh con Robert De Niro, o la de Guillermo del Toro. Asusta tan poco a ojos de hoy, que podrás verla incluso con niños.
El vampiro (1957)
En un espíritu muy similar al de los Monstruos Clásicos de Universal encontramos esta maravillosa película mexicana protagonizada por Germán Robles y Abel Salazar. El vampiro tiene como punto de partida a Drácula, pero no de Bram Stoker, sino la encarnación filtrada por Tod Browning y Bela Lugosi, para contar un relato de humanos contra monstruos con un subtexto anticolonialista.
El resultado es una película deliciosamente kitsch, con efectos especiales prácticos de los años 50 que, más que dar miedo, te van a arrancar una sonrisa de nostalgia o fascinación por una época más inocente. Imperdible si te gustan otros Monstruos Clásicos como los ya mencionados Drácula, Frankenstein, El hombre invisible o El hombre lobo.
Nosferatu (1922)
¿Quieres ponerte incluso más retro? Entonces viaja al pasado para remover un elemento clave para provocar terror en una película: el sonido. El clásico del cine expresionista silente, Nosferatu de F.W. Murnau, es una de las primeras y esenciales películas de vampiros.
Hay violencia moderada y nada de jumpscares aquí, pues esta “sinfonía del horror” (adaptación no autorizada de Drácula de Bram Stoker, así que verás muchas similitudes) es más una producción que vive y muere por su atmósfera de claroscuros e imágenes grotescas. Piensa más en La cumbre escarlata de Del Toro o en la propia Drácula con Lugosi para darte una idea de lo que verás aquí. Y también conocerás de dónde viene un meme muy específico de Bob Esponja.
Coraline y la puerta secreta (2009)
Si las medimos con la vara del cine infantil más comercial y pulcro, las películas de Henry Selick no podrían parecer de lo más inocentes, con sus figuras retorcidas y atmósferas tenebrosas heredadas del Expresionismo Alemán. Sin embargo, Coraline y la puerta secreta da con el perfil si lo que buscas son películas de terror que no den miedo para los adultos.
Basada en la novela homónima de Neil Gaiman, este es un relato de fantasía infantil donde una niña, inconforme con la vida familiar que lleva después de mudarse, encuentra la entrada a un mundo paralelo donde todo parece perfecto, hasta que no lo es. Siendo justos, si da miedo o no dependerá de si consideras a El extraño mundo de Jack (también de Selick) más como una película de terror que de Navidad. Si la clasificas en el segundo campo, Coraline será para ti como una versión ligeramente más perturbadora de Alicia en el País de las maravillas.
Beetlejuice, el súper fantasma (1988)
En el canon del cine accesible para la familia pero con la dosis ideal de perversidad retorcida para calificar como cine de terror, Henry Selick sólo es superado por su antiguo colega, Tim Burton. De hecho, podríamos llenar esta lista con otras películas suyas, como El cadáver de la novia o El joven manos de tijera. Pero optamos por su segundo largometraje, la comedia de terror Beetlejuice, el súper fantasma, que lo colocó en el mapa del cine mundial y en los corazones de generaciones de adolescentes inadaptados.
Esta comedia fue la que presentó al mundo un estilo reconocible, una historia sobre una pareja recién fallecida (Geena Davis y Alec Baldwin) y convertidos en fantasmas atados a su casa, por lo que contratan al “bioexorcista” titular (Michael Keaton) para deshacerse de la familia humana que se ha acaba de mudar. Lo sórdido y mórbido es tratado aquí como broma, y la violencia no va más allá de la caricatura.
Abigail (2024)
Seamos claros, esta película no está en absoluto libre de violencia, pero aclaremos que es diversión pura. Lo malo es que explicar de qué se trata Abigail y por qué es tan divertida, es arruinar buena parte de la sorpresa. Te recomendamos no ver tráilers y quedarte con los siguiente: hay baños y baños de sangre, pero cada uno es provocado por situaciones tan crecientemente absurdas que te retamos a no reír una vez que se revelen las sorpresas y comience la masacre.
Recomendamos esta película especialmente para quienes hayan disfrutado de la otra propuesta original de la dupla de directores formada por Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, Boda sangrienta (Ready or Not). El par también dirigió la divertida recuela (secuela y reboot) de Scream, así que eso te dará una idea de por dónde va el asunto.
Los Cazafantasmas (1984)
La belleza de los efectos prácticos comunes en el cine de terror—y derivados—en los años 70 y 80, es que su artificialidad podía ser muy evidente, a veces consiguiendo el efecto no deseado de divertir. Los Cazafantasmas es una comedia sobrenatural que lleva esto a los extremos más caricaturescos. Claro, hay casas embrujadas, fantasmas y hasta posesiones demoníacas, pero todo está diseñado para hacer reír, incluso en los momentos más oscuros de la trama.
En lo que respecta a comedias de terror, ninguna—ni siquiera sus eventuales secuelas—se le comparan. Sin embargo, tantas otras a lo largo de los años, como Gremlins, Este es el fin y Abigail hacen eco de su singular mezcla de humor absurdo con terror sobrenatural.
El despertar del diablo 2 (1987)
En 1981, el director Sam Raimi y el actor Bruce Campbell realizaron la primera El despertar del diablo (The Evil Dead, o Posesión infernal), sobre un grupo de estudiantes de vacaciones en una remota cabaña del bosque, donde sufren posesiones demoníacas y un terrible final. Era seria y sumamente violenta. Años más tarde, la dupla realizaría la secuela, El despertar del diablo 2, que era virtualmente un remake con una diferencia clave: el tono de comedia.
Con el exagerado estilo actoral de Bruce Campbell, frases tan cursis como icónicas y tanto baños de sangre como amputaciones cada vez más ridículas, es imposible no reír con la violencia absurda en pantalla. Es menos parecida a las secuelas y remakes que vendrían después, mucho más oscuras y violentas (Evil Dead: El despertar está en el extremo opuesto del espectro); y mucho más cercana a comedias de terror como El desesperar de los muertos o la demencial Muertos vivos (Braindead) de Peter Jackson.
La bruja (2015)
Una de las propuestas más serias en esta lista es La bruja, largometraje debut de Robert Eggers que lanzó a Anya Taylor-Joy al estrellato. Sin embargo, clasifica perfectamente entre las películas de terror que no dan miedo, al menos no en el sentido de la violencia extrema y los jumpscares.
Tomando como referencia clásicos del cine expresionista alemán, esta película aspira menos a “dar miedo” y más a perturbar con su atmósfera de incertidumbre y creciente locura. Si has visto otras películas de Eggers como El faro o el remake de Nosferatu, ya sabes a qué te enfrentarás aquí. Otro referente similar es El resplandor, más enfocada en la opresión psicológica que en el susto barato.
Los muchachos perdidos (1987)
Un clásico de culto del cine de vampiros que no te dará miedo si puedes tolerar el ocasional brote de violencia, en una historia que ironiza sobre las convenciones del subgénero. Los muchachos perdidos es la historia de dos hermanos adolescentes que se mudan con su madre divorciada a un pueblo ficticio de California, sólo para descubrir que es un nido de vampiros.
Tal vez el asunto de los adolescentes y los vampiros te haga pensar en Crepúsculo o, en el otro lado del espectro, Déjame entrar. Pero nada que ver con eso. Si a algo se parece Los muchachos perdidos, es a Los Goonies.



















